La colonia industrial se caracteriza por la edificación de un poblado obrero al lado de la fábrica, que utiliza la energía hidráulica de un río como fuerza motriz.
La mayor concentración de colonias industriales en el mundo se produjo en los ríos Ter y Llobregat entre 1850 y 1920.
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Las colonias parten de la perspectiva capitalista y por tanto su centro es el capital que generan. Aquí me parece fundamental pensar en el planteamiento alternativo de Robert Owen. Empiezo leyendo en Google:
«Robert Owen: Pensador y activista del primer socialismo británico (Newton, Gales, 1771-1858). Hijo de un modesto artesano, tuvo una formación autodidacta y prosperó como empresario de la industria del algodón. En 1799 compró junto con otros socios la fábrica textil de New Lanark (Escocia), de cuya dirección se ocupó en los años siguientes.
Conmovido por las consecuencias sociales de la introducción del capitalismo durante la primera revolución industrial, buscó la forma de promover una sociedad mejor desde su posición como empresario. Su gestión fue un experimento innovador, pues consiguió que la empresa arrojara beneficios introduciendo mejoras sustanciales para los trabajadores: elevó los salarios, sentó las bases de una seguridad social mutualista y proporcionó a los obreros condiciones dignas de vivienda, sanidad y educación. Este último fue para él el objetivo esencial, pues consideraba que una educación liberal y solidaria sería el mejor instrumento para acabar con la delincuencia y poner las bases para un futuro de justicia e igualdad.
Owen fue un pionero del socialismo, inspirado aún por la fe de los pensadores ilustrados del siglo XVIII en el progreso humano y en la posibilidad de reformar gradualmente la sociedad mediante la razón, el convencimiento y la educación. Marx y Engels le clasificarían más tarde entre los socialistas que llamaron utópicos, ya que se esforzaban por diseñar una sociedad futura ideal (como la Utopía de Tomás Moro), confiando en que bastaría el ejemplo de unas pocas comunidades ideales de este tipo para convencer a la humanidad de sus ventajas y extender así el modelo de forma pacífica; al mismo tiempo, el término sugería que estos primeros socialistas europeos sostuvieron ideales quiméricos al soñar ingenuamente que podría pasarse al socialismo sin pasar por una revolución.
(…)»
Nuestras colonias industriales no parten de estos planteamientos y hay que leerlas siempre desde planteamientos capitalistas en los que el trabajador es puro instrumento para otros fines. La perspectiva es radicalmente distinta desde el nacimiento.
Queramos o no, si el planteamiento de origen es capitalista las instalaciones, las mejoras, el progreso en la colonia industrial está siempre bajo sospecha de paternalismos que esconden otras realidades.
[…] morfia » Blog Archive » uploads/2012/10/joguines_colonia_ymbern.jpg Says: Octubre 16th, 2012 at 19:09 […]
Mi comentario es marginal y no va a la raíz del asunto, que me interesa vivamente pero en el que no me reconozco capacitado para opinar.
Digo marginal porque voy a citar un libro «De colònies tèxtils a parc fluvial» de Pere Vall I cases, editado por Marcombo, que explica la génesis del sistema de colonias textiles de la comarca del Bajo Llobregat y su revalorización actual.
Paralelamente, sobre el mismo tema, en el «Parc Fluvial de les colònies» hay muchos folletos y una oferta amplia de lugares para visitar: el museo de la colonia Vidal de Puig-reig, Cal Pons, la Torre de l’amo de Viladomiu Nou, l’església de la Colònia Pons, incluso un camino señalizado que permite recorrerlas a pie, desde Cal Rosal a l’Ametlla de Merola.
Quizás ayude a comprender mejor la situación vivida y los intereses en juego, no sólo la indagación teòrica, sinó también ver físicamente y bien conservadas las fabricas, viviendas, tiendas y otros edificios de la colonia.