El populacho cristiano de Cartago lincha a los paganos y destruye templos e «ídolos». En Gaza, el obispo local Porfirio ordena a sus seguidores el linchamiento de los paganos y la demolición de los nueve templos restantes todavía activos de la ciudad. El quinceavo Concilio ordena la excomunión, incluso después de su muerte, de los cristianos que aun mantengan buenas relaciones con sus parientes paganos.